“Ojalá te toque vivir tiempos interesantes” reza una antigua maldición china. Ironías de la vida, la maldición viene a decir, ojalá te veas arrastrado por la espiral de acontecimientos que te toque vivir y no tengas ni un segundo de paz.

Y es cierto, me ha tocado, nos ha tocado vivir en tiempos interesantes. De ello es que el currículum que va a ver, es más propio de los avatares personales y profesionales vividos. El destino ha querido que, muchas veces, estuviese en el lugar oportuno y en el momento indicado.

Así, a este minucioso detalle personal y profesional no debe darle más valor que el de los años y ser, como usted, un espécimen de mi tiempo. Un tiempo que nos ha regalado el pasar de la máquina de escribir y copias en papel cebolla a llevar una inteligencia artificial insertada en las gafas; de cantar el “cara al sol” en el colegio y pasear la hucha para los negritos del Domund a participar en videoconferencias con los científicos del momento.

Olvide aquí las frases con SEO como “hasta convertirme en un referente en derecho europeo y ciberseguridad, mi trayectoria ha estado marcada por la pasión por la justicia y la innovación tecnológica, siendo el abogado mejor experto en”. Eso lo ha escrito una máquina. Y aquí no encontrará estas palabras.

Sí, encontrará, en cambio, “compromiso, estudio, servicio, tecnología y cercanía”.

Y es que usted y yo, vivimos una paradoja que no podemos esconder: somos tecno-ciudadanos del siglo XXI, con hormonas del Paleolítico y estructuras sociales del Imperio Romano. Amamos y luchamos como cazadores de mamuts, exigimos la seguridad del “Pater Familias” y trabajamos codo a codo con HAL, el ordenador de las estrellas. Cada uno, con su propia Matrix dentro. ¿El resultado? Una trampa evolutiva perfecta. Comprenderlo, es acertar.

Yo, tomé la pastilla roja.